domingo, 21 de noviembre de 2010

El pervertidor de almas. Epílogo

       En la "serie blogística" El pervertidor de almas tuve la oportundiad de dar algunos argumentos sobre la falsedad y negatividad de la religión, mientras profundizaba en algunos de sus dogmas de la mano de dos testigos de Jehová, una de tantas fes que vertebran el mosaico del cristianismo y, de un modo más amplio, los monoteísmos. Cuando hablaba de argumentos en esta serie, insistía continuamente en la palabra "algunos", sólo los que yo usé en aquella conversación antológica. Asimismo, traté de que esos argumentos fueran aplicables a cualquier fe religiosa de tipo judeocristiano.

       Hoy he tenido la oportunidad de conocer otra variante de este "crisol de culturas" (Gracias, Jose, por la cita): la Iglesia Evangélica. Debo decir en su favor que, después de la experiencia de hoy, empiezo a entender por qué esta fe está ganando tantos adeptos en detrimento del catolicismo.

       Preparaos para conocer un poco más sobre el asunto; esto no será, como el resto de la serie, una exposición de argumentos extraídos de un debate, sino una sucesión de ideas basadas en mi propia percepción de lo que he presenciado.


       Si tenemos la idea de que el catolicismo está dividido según sea la orden de los sacerdotes que escuchemos, ¡atención! La Iglesia Evangélica es infinitamente más variada. Tiene el nombre genérico que se usa prácticamente para todos los protestantes, y ellos mismos se hacen llamar "cristianos". Su enorme variedad se debe a uno de los pocos principios que todas las congregaciones evangélicas tienen en común: todo cristiano está llamado a evangelizar, de ahí su nombre, se da muchísima importancia al hecho de "recibir a Jesús" y darlo a conocer, en una experiencia que podría asemejarse a un exorcismo... Jesús por aquí, Jesús por allí... creen en la Trinidad, pero sólo buscan la "salvación" a través de su "fe en Jesús".

       Este detalle me resultaba chocante ya en mi edad de primaria, cuando estudiaba la Reforma de Lutero. Según los protestantes, al contrario que los católicos, no todos las personas hallarán la "salvación"... y mientras que los católicos promueven acciones, los protestantes sólo enaltecen la fe. En círculos tanto protestantes como católicos, como musulmanes y judíos, se nos demoniza a los ateos por infieles; consideran que alguien sin fe no puede tener valores morales ni llevar a cabo buenas acciones. Ya discutí sobre ese asunto en su día, pero ¿no nos hemos dado cuenta de una distorsión todavía más grave? De los evangélicos ni siquiera se espera que tengan que ser buenas personas, basta con su fe. Un musulmán, judío, ortodoxo o católico puede creer que mata en nombre de su dios, pero un protestante, según este razonamiento, podría ser el demonio en persona, y daría igual siempre y cuando su fe fuera inamovible.

       Dicho esto, el último principio que comparten todas las congregaciones evangélicas es, quizás, el máximo atentado contra la razón humana: la infalibilidad bíblica; o mejor dicho: la infalibilidad de la parte de la Biblia en que cada congregación se fija, en su mayoría procedente del Nuevo Testamento (al contrario que los adventistas, que consideran que éste fue escrito por hombres, y el Antiguo Testamento, por Dios). Aquí hay una enorme contradicción, porque la libertad de acción que siempre se les adjudica a los protestantes está tremendamente limitada por las escrituras.

       A partir de este momento procederé a describir mis percepciones sobre lo que he visto en esta congregación: Nueva Vida. No desvelaré quién me ha llevado a este lugar para preservar su intimidad, después de que me confesara que ésta es su vida, "entre el trabajo, la casa y la Iglesia... y después a tomar algo, pero no de copas, de fiesta, ni nada de eso... una vida sana".

       La llegada ha sido altamente estereotipada, recibidos por un señor cuyo traje vale más que mis estudios, de cabello gris, peinado como "El Puma", y un color de piel sospechosa y artificialmente exagerado, dándonos la mano uno a uno mientras decía: que Dios te bendiga. Pasada esta estación, me daba la sensación de estar entrando en un concierto de Diego Torres o Juan Luis Guerra... si alguna vez habéis asistido a uno de ellos lo entenderéis: música pop en directo con continuas alusiones a Jesús entre canción y canción.

       El local estaba acondicionado con un sistema de luces y sonido, así como medidas de insonorización, propios de una discoteca, y estaba repleto de gente que bien podría estar ahí alabando a Dios o bailando reguetón. Al principio me he asustado un poco por la profunda pasión con la que todo el "público" cantaba, bailaba, gritaba, temblaba, lloraba o se daba golpes de pecho.

       Después de esto, cuyo nombre era "alabanza", un "pastor" (casado y con tres hijas), a modo de maestro de ceremonias mandó leer un fragmento de la Biblia que posteriormente analizó paso a paso en una homilía de más de una hora, cantando, gritando, saltando, levantando las manos y paseándose por todo el local. El fragmento en cuestión era el de la multiplicación de los panes y los peces (o como algún amigo mío pagano dijo alguna vez: las paces y los penes), y el monólogo estaba lleno de alusiones a testimonios individuales, ante los que los feligreses gritaban "amén" y "aleluya" a su antojo.

       Hablaba de una mujer cuyo bulto en una mano desapareció después de una oración. Esto puede ser creíble o no, pero desde luego, no verificado. Lo que me llamó la atención fue la referencia a aquél otro "hermano" que, como acto milagroso, encontró 1500€ en el metro... para él debió resultar milagroso, pero para quien los perdiera seguro que fue un fastidio; pero daba igual, porque el pastor daba a entender que ese dinero fue puesto ahí por Dios... lo miremos como lo miremos es un fastidio para alguien: si Dios se dedica a crear dinero de la nada, se le podría considerar una causa de devaluación de la moneda.

       Se podían sacar miles de lecturas de una narración bíblica que está claramente en contra de los principios de la termodinámica (como aquel sobre que la energía del universo permanece constante, aunque se transfiera de un sistema a otro), al igual que para ello se podían usar palabras que están claramente en contra de los principios del léxico (como "transpolar" como verbo, y "emocionación"). En todo esto el pastor estaba muy cerca de tener la razón, pero acababa "meando fuera del tiesto": "en cuestiones de razón no nos podemos dejar llevar por las emociones"; todavía no entiendo cómo podía encajar esa frase en su discurso.

       Otra de las cuestiones que ha abordado ha sido la del objetivo de los milagros. "No son para demostrar grandeza, sino para ayudar a la gente a través de esa grandeza". Estamos de acuerdo con que alimentar a miles de personas con un milagro es ayudar a la gente, pero no debemos olvidar el milagro clave del cristianismo: la muerte y resurrección de Jesús; si dejar morir a tu propio hijo, que a la vez eres tú, y hacerlo resucitar, no es tratar de impresionar, "que venga Dios y lo vea".

       Me ha sorprendido especialmente el hecho de que de entre unas doscientas personas, muchos se dieran cuenta de que yo era nuevo allí. Me daban la mano y me abrazaban a modo de bienvenida y me invitaron a "recibir a Jesús directamente en el alma", propuesta que tímidamente rechacé, aunque debería haber aceptado después de haber visto lo que vi: como en las películas, otro "nuevo hermano" caía al suelo aparentemente desmayado mientras el pastor empujaba su pecho. No sé si todo esto sería teatro, pero desde luego, sus brazos y su cabeza no parecían oscilar libremente como estando dormidos.

       Debo reconocer que el ambiente era muy espectacular, muy cautivador y se percibía una gran unión que en algún momento me llegó a poner la piel de gallina. Muchos investigadores de diferentes áreas, como el filósofo Daniel Dennett, la antropóloga Helen Fisher, el neuropsiquiatra John Smythies y el etólogo Richard Dawkins, han concluido de modo independiente que esto es un subproducto del enamoramiento. Definimos como "subproducto" un efecto colateral de un caracter comportamental que tiene un significado evolutivo.

       Basándonos en la biología, la fitness o eficacia es el beneficio (en términos de diseminación de sus genes) que obtiene un individuo al tener hijos fértiles que llegan a edad adulta. Viéndolo de este modo, el "poliamorío" (o promiscuidad, según el significado coloquial y no el del diccionario) sería lo más razonable para aumentar la fitness; lo lógico, si nuestro instinto nos empuja a tener mucha descendencia, sería buscar múltiples parejas; sin embargo, la propia evolución ha requerido de un nuevo mecanismo en la especie humana, cuya ontogenia se retrasa hasta la adolescencia: el amor. El enamoramiento impide en gran medida que los conyuges sean infieles, los mantiene unidos un tiempo razonable, al menos hasta que el hijo tenga cierta autonomía, garantizando así su llegada a la edad adulta.

       La pasión religiosa descrita por muchos creyentes se asemeja enormemente al amor sexual, de ahí mi percepción mencionada antes haciendo referencia al reguetón. No es un chiste, el aire estaba literalmente cargado de feromonas. La conducta animal está repleta de subproductos evolutivos, la alabanza religiosa tiene toda la pinta de ser otro de ellos, bastante bien explotado por la Iglesia Evangélica.

       Y digo bien al decir "bien explotado", porque el pastor tenía las actitudes propias de un gran especialista en márketing. No ocultaba en ningún momento la visión materialista en sus plegarias (empiezo a pensar que lo de los 1500€ en el metro era una simple estrategia y no un suceso), al decir "Dios, quiero ver muchos fieles de esta congregación por todo el mundo, quiero ver muchas iglesias de esta congregación por todo el mundo, quiero ver mucho dinero para construir esas iglesias". Y no contento con eso, pedía a los feligreses que llevaran libros ya leídos para poder vender en la librería del local (por la cuál había que pasar al finalizar esa misa), pedía a los empresarios que se reunieran con él y, según me comentaba una amiga durante la celebración, pide un diezmo (10% de los sueldos) a todos los registrados en la congregación, además de otros donativos.

       No he protagonizado en esta ocasión ningún debate, porque habría sido volver sobre lo mismo. Sí he recopilado visiones, como la que me ha dado otra amiga, que yo podía ver como algo triste: "ésta es nuestra vida, yo antes hacía cosas malas... bueno... no malas, sino normales, pero malas según la educación cristiana que recibí".

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...